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“¿De dónde vamos a sacar mujeres para poner en las listas?”, le han preguntado una y otra vez a la senadora uruguaya Gloria Rodríguez, impulsora de un proyecto de ley que busca garantizar la participación política paritaria en Uruguay. La legisladora, del oficialista Partido Nacional, responde a sus interlocutores con otra pregunta: “¿De dónde sacan a los hombres?”. Pese a las críticas y luego de permanecer tres años postergado, el proyecto de Rodríguez ha tomado impulso en este 2024 electoral y cuenta con el respaldo para ser aprobado este mes en la Comisión de Derechos Humanos y Equidad de Género del Senado. Pasaría después al pleno de la Cámara alta, donde la senadora tendrá que defenderlo de fuego amigo, integrantes de la coalición conservadora gobernante que se resisten, en algunos casos furibundamente, a esta legislación paritaria.

“Esto no es un enfrentamiento entre hombres y mujeres, de ninguna manera, es un proyecto de justicia e igualdad de derechos”, decía Rodríguez recientemente en el Parlamento. Como ocurre ya en nueve países de América Latina, esta iniciativa plantea la presencia consecutiva y alternada, de hombres y mujeres, en las listas de candidatos a las Cámaras, Juntas Departamentales, Municipios y a la dirección de los partidos políticos. Busca sustituir la actual Ley de Cuotas, que en los hechos ha resultado insuficiente, según lo ha expuesto la legisladora en consonancia con el análisis de los expertos. Esa norma garantiza que por lo menos un tercio de la terna de candidatos sea ocupado por mujeres, pero en la práctica las listas han seguido la secuencia hombre-hombre-mujer, en detrimento de esta última

Bajo la Ley de Cuotas, en los comicios generales de 2019 las mujeres electas senadoras y diputadas representaban solo el 19,2 % del Parlamento uruguayo, porcentaje que alcanzó el 23,2% cuando algunos representantes hombres pasaron ocupar cargos en el Poder Ejecutivo. Uruguay aparece en el puesto 96 en el ranking de la Unión Interparlamentaria que muestra la presencia de legisladoras, lejos de México, Costa Rica o Argentina, por ejemplo, donde las mujeres ocupan más del 40% de las bancas. En este contexto, el proyecto “busca ser coherente con el grado de desarrollo democrático alcanzado por el Uruguay”, ha señalado Rodríguez. La senadora ha hecho hincapié en que el país “no puede permitirse” tener estos registros tan alejados de la participación paritaria, habiendo sido el primero en autorizar el voto femenino en América Latina (1932) y siendo hoy reconocido internacionalmente por su democracia plena. “La sociedad está preparada para la paridad, la palabra la tiene el Parlamento”, ha asegurado.

La senadora Gloria Rodríguez, en noviembre de 2020.
La senadora Gloria Rodríguez, en noviembre de 2020.PARLAMENTO UY

De acuerdo con un informe presentado por ONU Mujeres, el 64% de la población uruguaya considera que debería haber más mujeres legisladoras. Asimismo, el 47% se muestra a favor de “ir hacia una ley de paridad”, 10 puntos porcentuales más que en la campaña electoral de 2019, según el estudio divulgado la semana pasada a partir de una encuesta de Equipos Consultores. “La experiencia demuestra que el principal obstáculo para el avance de la paridad está en la interna de los partidos políticos, por eso es tan necesaria la implementación de medidas afirmativas”, señala ONU Mujeres. En esa dirección, la ley de paridad política “es la forma más eficaz de aumentar la presencia de mujeres en el Parlamento”, afirma la organización, como lo muestra su puesta en práctica en otros países. La carrera de obstáculos que enfrentan las mujeres al interior de los partidos políticos fue reconocida por el presidente de la República, Luis Lacalle Pou. “No es para quedar bien, pero la mayoría de las militantes mujeres sobrepasan en preparación, en capacidad, y muchas veces comprensión de los militantes hombres”, dijo Lacalle en vísperas del 8M a propósito de la participación de las mujeres en política. En diálogo con la revista Búsqueda, afirmó que hay decisiones que se toman “en la barra, comiendo un asado” y que por lo general “esas reuniones son reuniones de hombres”. Eso explicaría, siguiendo la argumentación del mandatario, la baja presencia de mujeres en las listas. “Esa cultura esencialmente debería cambiar”, indicó.

“En términos de participación política de las mujeres los indicadores son muy malos y los avances legislativos para intentar que mejoren son muy lentos o inexistentes”, dice a EL PAÍS la politóloga Verónica Pérez, autora del informe Por más y mejor democracia, elaborado para la Red de Mujeres Políticas del Uruguay. En la democracia uruguaya, reflexiona Pérez, hay un problema de acceso a los cargos de representación política, no así de participación militante en las bases de los partidos políticos, donde es bastante paritaria. “Esas brechas ocurren en todos los países, por eso muchos han logrado cerrarlas usando leyes de cuotas y más recientemente leyes de paridad, sobre todo para la elección de los Parlamentos”, añade. En Uruguay, estima la politóloga, las chances de aprobar la segunda opción son bajas.

¿Por qué es tan difícil votar una ley de paridad en Uruguay? “Porque la tienen que votar quienes se van a ver ‘perjudicados’ por ella. Si se vota una ley de paridad, va a haber hombres que tendrán que dejar sus lugares en las listas a las mujeres”, responde Pérez. En ese sentido, observa que en Uruguay pesa el hecho de que “las carreras legislativas son muy preciadas por los políticos”, que buscan ser reelegidos y apuntan a mantener sus bancas. Además, explica que para aprobar una norma de este tipo en Uruguay se requieren mayorías especiales en ambas cámaras legislativas e implica acuerdos multipartidarios. “Eso lo hace aún más difícil”, agrega.

Para avanzar, el proyecto de la senadora Rodríguez tendrá que lidiar con la oposición de sus correligionarios en el Partido Nacional, no de la bancada del Frente Amplio (centroizquierda), que aplica motu proprio la paridad en sus listas desde 2019. “No creo en ningún mecanismo que limite la libertad del ciudadano para votar y hacerse representar”, dijo el senador nacionalista Jorge Gandini, que votó en contra de la ley de cuota y mantiene su postura con respecto a la de paridad. “¡Calma, que muchos NO vamos a votar la Ley de Paridad!”, expresó en las redes sociales la senadora oficialista Graciela Bianchi. “A mí la ley de paridad, como mujer, me da vergüenza”, le dijo al periódico ladiaria. Como Gandini, Bianchi opinó que “la ciudadanía tiene derecho a elegir entre los que ellos quieran”.

“No nos está resultando nada fácil”, reconocía la senadora Rodríguez, que se considera “hija de la ley de cuota”, aplicada desde 2014. “Actualmente, se está imponiendo una oferta electoral que no es representativa del 51% de la ciudadanía”, decía al programa radial En perspectiva, frente a las críticas de quienes ven en la ley de paridad una “imposición” de candidatas mujeres. “La presencia femenina es sumamente importante en todos los ámbitos y nadie la puede discutir”, apuntó. Pero cuando se avecina el momento de acceder a cargos de toma de decisiones, ilustró Rodríguez, todavía aparecen preguntas que no se formulan cuando el candidato es hombre: ¿Estará preparada? ¿De dónde vamos a sacar mujeres para poner en las listas? “Es ofensivo”, manifestó. Frente a este panorama, asegura que la norma será el motor del cambio: “Lamentablemente, hay que legislar”.

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FuenteEsta nota fue realizada por EL PAÍS. Aquí puedes leer la original.
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