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La poeta y escritora cumpliría 95 años; el amor, la soledad, la tristeza y la cosmogonía indígena conforman la médula de su producción literaria; La Razón recomienda cinco obras y seis poemas para recordarla.

Ella meditaba en el umbral: “No, no es la solución/ tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoi/ ni apurar el arsénico de Madame Bovary / ni aguardar en los páramos de Ávila la visita / del ángel con venablo / antes de liarse el manto a la cabeza /y comenzar a actuar. // Ni concluir las leyes geométricas, contando / las vigas de la celda de castigo /como lo hizo Sor Juana. No es la solución / escribir, mientras llegan las visitas, /en la sala de estar de la familia Austen / ni encerrarse en el ático / de alguna residencia de la Nueva Inglaterra / y soñar, con la Biblia de los Dickinson, /debajo de una almohada de soltera. // Debe haber otro modo que no se llame Safo / ni Mesalina ni María Egipciaca /ni Magdalena ni Clemencia Isaura. // Otro modo de ser humano y libre // Otro modo de ser”. Su nombre, Rosario Castellanos (Ciudad de México25 de mayo,1925Tel AvivIsrael7 de agosto1974): escritora, periodista y diplomática mexicana, considerada una de las voces literarias más transcendentales del siglo XX mexicano. Hoy cumpliría 95 años.  

Vida marcada por contrastes y episodios trágicos: varios abortos que bordaron aciagamente sus aspiraciones de madre y una vida sentimental bordeada por la desdicha. Obra que abarca, la poesía, ensayo, teatro, periodismo, crítica literaria y narrativa. Pionera del feminismo en México, estudia Filosofía en la UNAM: génesis de sus convicciones en la faena contra la discriminación sexual y asimismo, de sus preocupaciones por la presencia de la segregación social y racial en la sociedad mexicana. Escribió once poemarios, tres novelas, libros de cuentos, ensayos, obras de teatro y textos periodísticos. 

Obra lírica protagonizada por un yo de índices autobiográficos; pero, con un entramado semántico de marcada suscripción política: denuncia de la discriminación de la mujer frente al varón y de los descendientes aborígenes ante los blancos. La novela Balún Canán (Premio Chiapas 1958) y los cuentos de Ciudad Real (Premio Xavier Villaurrutia 1960) evidencian esas preocupaciones suyas. Los temas del amor, la soledad, la tristeza y la cosmogonía indígena conforman la médula de su producción literaria.  

Balúm Canán (el universo indígena desde la mirada infantil), Ciudad Real (convivencia y relaciones entre indígenas y blancos) y Oficio de Tinieblas (insurrección en 1867 de los indios chamulas en San Cristóbal, Chiapas): la trilogía narrativa sobre los pueblos originarios más significativa de la literatura mexicana del siglo XX. Los convidados de Agosto (1964) devela las obcecaciones y limitaciones de la clase media provinciana, y Álbum de Familia (1971) se detiene en los gestos triviales y arribistas de la clase media urbana. Poesía no Eres Tú (1972) reúne la totalidad de sus versos. 

En 1950 edita la tesis sobre Cultura Femenina: inicio de una incursión en el ensayo con legado de volúmenes sustanciales: La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial (1960), Juicios sumarios (1966), Mujer que sabe latín (1973), El mar y sus Pescaditos (1975), entre otros estudios literarios. Aparece póstumamente, un volumen de piezas teatrales, El eterno femenino (1975). 

Lo femenino en la obra de la autora de Materia memorable accede a una circularidad temática que redunda en la dicotomía aceptación-resistencia: la mujer en el universo de lo inmediato desde una sedición en pos de la equidad de géneros. Castellanos dedicó su trayectoria a patentizar las entidades múltiples del cosmos de la mujer mexicana en el reclamo de ocupar el lugar que siempre se le ha negado: “Debe haber otro modo que no se llame Safo / ni Mesalina ni María Egipciaca /ni Magdalena ni Clemencia Isaura. // Otro modo de ser humano y libre // Otro modo de ser”, escribió en el célebre poema “Meditación en el umbral”.

Cinco libros y cinco poemas imprescindibles, de Rosario Castellanos

Balún Canán (1957) /Novela

Ciudad real (1960) /Cuento

Oficio de tinieblas (1962) /Novela

Poesía no eres Tú (1971) / Poesía 

Mujer que sabe latín (1973) / Ensayo 

 

POEMAS 

 

LA DESPEDIDA

Déjame hablar, mordaza, una palabra

para decir adiós a lo que amo.

Huye la tierra, vuela como un pájaro.

Su fuga traza estelas redondas en el aire,

frescas huellas de aromas y señales de trinos.

Todo viaja en el viento, arrebatado.

¡Ay, quién fuera un pañuelo,

sólo un pañuelo blanco!

Destino

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

El hombre es anima de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.

Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.

El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.

El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.

Damos la vida sólo a lo que odiamos

Soneto del Emigrado

Cataluña hilandera y labradora,
viñedo y olivar, almendra pura,
Patria: rememorada arquitectura,
ciudad junto a la mar historiadora.

Ola de la pasión descubridora,
ola de la sirena y la aventura
-Mediterráneo- hirió tu singlatura
la nave del destierro con su proa.

Emigrado, la ceiba de los mayas
te dio su sombra grande y generosa
cuando buscaste arrimo ante sus playas.

Y al llegar a la Mesa del Consejo
nos diste el sabor noble de tu prosa
de sal latina y óleo y vino añejo.

 Ser Río sin Peces

Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.

A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.

Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado
se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.

 Parábola de la Inconstante

Antes cuando me hablaba de mí misma, decía:
Si yo soy lo que soy
Y dejo que en mi cuerpo, que en mis años
Suceda ese proceso
Que la semilla le permite al árbol
Y la piedra a la estatua, seré la plenitud.

Y acaso era verdad. Una verdad.

Pero, ay, amanecía dócil como la hiedra
A asirme a una pared como el enamorado
Se ase del otro con sus juramentos.

Y luego yo esparcía a mi alrededor, erguida
En solidez de roble,
La rumorosa soledad, la sombra
Hospitalaria y daba al caminante
– a su cuchillo agudo de memoria –
el testimonio fiel de mi corteza.

Mi actitud era a veces el reposo
Y otras el arrebato,
La gracia o el furor, siempre los dos contrarios
Prontos a aniquilarse
Y a emerger de las ruinas del vencido.

Cada hora suplantaba a alguno; cada hora
Me iba de algún mesón desmantelado
En el que no encontré ni una mala bujía
Y en el que no me fue posible dejar nada.

Usurpaba los nombres, me coronaba de ellos
Para arrojar después, lejos de mi, el despojo.

Heme aquí, ya al final, y todavía
No sé qué cara le daré a la muerte.

Dos Meditaciones

Considera, alma mía, esta textura
Áspera al tacto, a la que llaman vida.
Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos
Y en el color, sombrío pero noble,
Firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo.
Piensa en la tejedora; en su paciencia
Para recomenzar
Una tarea siempre inacabada.

Y odia después, si puedes.

II

Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza?
¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo?
¿Castrar al potro Dios?
Pero Dios rompe el freno y continua engendrando
Magníficas criaturas,
Seres salvajes cuyos alaridos
Rompen esta campana de cristal.

Toda la información e imágenes son de LA RAZÓN.
Link original: https://www.razon.com.mx/cultura/rosario-castellanos-pionera-del-feminismo-en-mexico/

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