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El UK Antarctic Heritage Trust ha seleccionado esta semana a Clare Ballantyne, Mairi Hilton, Natalie Corbett y Lucy Bruzzone como las primeras mujeres británicas que se encargarán de diversas tareas durante varios meses desde la pandemia de coronavirus en el islote Goudier de la Antártida. Las mujeres son cuatro de las 6.000 personas que solicitaron el puesto, según la agencia de noticias británica PA.

“¿A quién no le gustaría pasar cinco meses en una isla llena de pingüinos en uno de los lugares más remotos del mundo?”, dice Natalie Corbett, de 31 años y recién casada, que deja atrás a su marido para una “luna de miel en solitario” a casi 14.500 kilómetros de distancia.

El interior de una cabaña de madera en Port Lockroy, en la isla de Goudier, está amueblado de forma muy espartana.El interior de una cabaña de madera en Port Lockroy, en la isla de Goudier, está amueblado de forma muy espartana.

Observar y contar los pingüinos

La bióloga conservacionista Mairi Hilton se encargará de observar y contar los pingüinos papúa residentes en la isla, y está deseando verlos por sí misma. Con una luz diurna casi continua, temperaturas bajo cero y sin acceso a agua corriente, las mujeres se enfrentan a condiciones de vida extremas.

“Ni siquiera sé qué esperar: ¿cuánto frío hará? ¿Cómo llegaremos a la oficina de correos a través de la nieve?”, se pregunta Hilton.

El centro de la isla es la base de Port Lockroy, que incluye un museo y la oficina de correos, de la que también se encargan las mujeres. Cada año se envían desde allí unas 80.000 postales a más de 100 países.

Pingüinos en tierra frente a una barca de tres mástiles amarrada en el agua frente a una pared de hielo en Port Lockroy, en la isla Goudier.Pingüinos en tierra frente a una barca de tres mástiles amarrada en el agua frente a una pared de hielo en Port Lockroy, en la isla Goudier.

Durante las primeras diez semanas, las mujeres cuentan con el apoyo de Vicky Inglis, del UK Antarctic Heritage Trust, que conoce bien la isla y las introduce en las tareas. Según el Trust, Port Lockroy ha servido de base a científicos, marineros, biólogos y aventureros durante más de un siglo. También es conocido como un destino popular para los visitantes.

El sitio no ha tenido visitantes desde hace más de dos años a causa del COVID-19, pero suele recibir a unas 18.000 personas al año, entre noviembre y marzo, el verano antártico.

FEW (dpa, UK Antarctic Heritage, The Guardian)

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FuenteEsta nota fue realizada por Deutsche Welle. Aquí puedes leer la original.
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