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Mujeres que realizan el mismo trabajo que hombres, pero reciben un salario menor al de ellos. Esa larga frase —que además tiene detrás un cúmulo de estereotipos de género, amplias jornadas de trabajo de cuidados no remunerado, penalización laboral de la maternidad y violencia laboral y económica— la podemos sintetizar en el concepto brecha salarial de género.

En promedio, en México esa brecha es de 12.2%, según la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami). Mediante políticas públicas y empresariales, impulsadas por mujeres en diferentes espacios, la diferencia salarial ha disminuido, pero aún hacen falta más acciones.

El Congreso tiene pendientes varias iniciativas de reforma para cerrar esta fisura que mantiene en situación de pobreza a muchas mujeres, pero están atoradas en diferentes niveles del proceso legislativo. Este domingo fue el Día Internacional de la Igualdad Salarial y es un buen momento para llamar la atención a este tema.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México la brecha llegaba hasta el 54.5% en 2015. Para 2017, “con posiciones ocupacionales y escolaridad similares”, los hombres recibían en promedio 34% más por hora trabajada que las mujeres, de acuerdo con el reporte Discriminación estructural y desigualdad social, de la Secretaría de Gobernación. En 2018, disminuyó a 13%, según la Conasami.

En marzo de 2021 el Senado aprobó un paquete de reforma a 13 leyes para garantizar la igualdad salarial entre hombres y mujeres. El proyecto ordena que las personas empleadoras estarán obligadas a identificar e informar a las autoridades las acciones para eliminar cualquier diferencia injusta en las remuneraciones.

Además, las instituciones públicas, privadas y sociales deberán tramitar un certificado de igualdad laboral de género y no discriminación. Establece que los salarios se fijarán según los conocimientos profesionales, destreza, aptitudes para las relaciones interpersonales, los esfuerzos mental y físico, responsabilidades del puesto y el entorno físico y ambiente psicológico del trabajo.

Después de ser aprobada por unanimidad en el Senado, la minuta llegó a la Cámara de Diputados. Lleva ahí casi un año y medio, pero no ha sido discutida.

Los atrasos en la Cámara de Diputados
En su informe de abril de 2022, la Conasami indica que “durante el cuarto trimestre de 2021 en cuanto al salario por hora, las mujeres reportaron un ingreso de 49 pesos y los hombres de 54 pesos”.

A nivel municipal, la brecha salarial de género se ha reducido 20% desde el incremento del salario mínimo de 2019, según la Conasami. Esto se explica porque hay más mujeres que hombres ganando el salario mínimo.

Otra propuesta que ha avanzado, pero que aún no se ha hecho realidad, es una iniciativa de la diputada Amalia García (Movimiento Ciudadano) para que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) mantenga un intercambio permanente de información sobre las nóminas con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sobre este tema.

En agosto pasado, la Comisión del Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados aprobó el dictamen que reforma el artículo 56 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), pero no ha sido agendado en el pleno cameral para su discusión.

En tanto, en julio, la Comisión de Igualdad de Género de esa misma Cámara aprobó una iniciativa que reforma los artículos 17 y 34 de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres para establecer que la política nacional en materia de igualdad deberá fomentar el pago de una remuneración igualitaria.

El sentido de la iniciativa es que el Estado mexicano diseñe políticas públicas para “que los empleadores hagan el pago de remuneraciones iguales por trabajos iguales entre ambos sexos”, explicó la presidenta de la comisión, la diputada Cristal Vences Valencia (Morena). El dictamen también está pendiente del trámite ante el pleno.

El trabajo de cuidados desigual, otro obstáculo

La Dirección Técnica del Conasami calculó la probabilidad de que las mujeres se inserten en el mercado laboral según su edad, estado civil, presencia de personas menores de 5 y 12 años o mayores de 70 años o más en sus hogares, así como el trabajo no remunerado que realizan en sus casas.

Lo que encontró es que quienes están casadas o en unión libre tienen 15% menos probabilidad de tener un empleo. Vivir en hogares con integrantes menores 5 años edad reduce su probabilidad en 9%, y en 4.9% con niñas y niños de 5 a 12 años.

En México, las mujeres realizan el 73% del trabajo de cuidados no remunerados, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esta carga desigual no sólo afecta su entrada a un empleo, sino a que consigan uno con condiciones dignas.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una de las causas por las que a las mujeres les pagan menos es porque tienen menos disponibilidad de tiempo presencial, aunque cumplan con sus tareas y entreguen los resultados exigidos.

Otro motivo son los estereotipos de género. Desde el inicio a muchas mujeres les pagan menos o les dan los puestos con menor salario, aunque terminen haciendo más funciones, por la idea de que ellas no sostienen a sus familias, sino los hombres.

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FuenteEsta nota fue realizada por EL ECONOMISTA. Aquí puedes leer la original.
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