Feministas francesas publicaron un manifiesto en el que discrepan con el movimiento #MeToo. Lo acusan de haber desencadenado una campaña de acusaciones públicas contra quienes no tienen la oportunidad de contestar o de defenderse. Quienes, además, dicen, ha sido puestos “al mismo nivel que los delincuentes sexuales”.
“Defendemos la libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual”, escribieron. Entre las firmantes se encuentra la actriz Catherine Deneuve.
El documento hizo eco a nivel mundial. Frases como “Defendemos la libertad de importunar, indispensable a la libertad sexual” abrieron el debate: ¿Las francesas están aprobando el acoso?
Invitamos a diez mujeres mexicanas a compartir sus opiniones. Esta es la de la periodista Lydia Cacho:
¿Qué opinas del manifiesto firmado por la actriz Catherine Deneuve?
Soy mitad Francesa, mi madre y mi abuela materna nacieron en Lyon, por fortuna ellas eran feministas. Conozco de cerca el discurso francés que defiende el abuso de poder en la sexualidad como un juego equívoco de seducción. He leído el original. ¿te imaginas a Catherine Deneuve sintiéndose seducida en el metro con hombres cualquiera manoseandola libremente?
El manifiesto señala que mientras la violación es un delito, “la seducción insistente o torpe no es un delito” y que “La galantería no una agresión machista”, ¿crees que se están confundiendo o manipulando o desvirtuando los conceptos “seducción” y “galantería”?
Sí, definitivamente. La galantería y la seducción implican un juego, una danza voluntaria entre dos, y aquí estamos hablando del condicionamiento del acceso al trabajo a través de la invasión de los espacios íntimos. Un abuso de poder que fortalece la desigualdad y el modelo machista del ascenso laboral a través de las reglas del juego de la opresión. Son millones de víctimas; las actrices americanas son una pequeña muestra de lo que subyace en el discurso reivindicativo del sexismo.
El manifiesto también explica que “la libertad de importunar es indispensable para la libertad sexual”, ¿cuándo esta libertad se convierte en acoso?
La sexualidad libre no importuna, es deliciosa e incita al juego, pero no es invasiva ni desigual. Equiparar el acoso a la libertad es ignorancia pura, reivindica el poder machista sobre el cuerpo y la voluntad erótica de las mujeres. El hostigamiento sexual es una herramienta histórica que nos ha cobrado caro a las mujeres el atrevimiento de entrar al mundo de lo público, al de los hombres, al trabajo de paga y no al gratuito del hogar.
La carta firmada por cien francesas, actrices, psicólogas e intelectuales asegura que una campaña como #MeToo conlleva riesgos puritanos, y que más que lejos de ayudar a las mujeres a ser autónomas, puede servir a los intereses de los extremistas religiosos”
Ciertamente la sociedad norteamericana es muy puritana respecto a la sexualidad, pero en este caso me parece que las francesas se equivocan porque lo descontextualizan; los radicales van a usar nuestra sexualidad con o sin #MeToo. Cada revolución precisa de un momentum, eso es esta campaña. Lo dijo claramente Oprah en los Golden Globes: “son las trabajadoras domésticas, de la agricultura, en política, las millones invisibles para las elites”.
¿Crees que la manera en que se ha gestado el movimiento #MeToo da pie a un nuevo “semáforo feminista”, que además de exhibir el acoso, limita las expresiones naturales entre los seres humanos?
No, ese es el discurso machista que viene de regreso; habrá que recordar que hay mujeres machistas que han logrado el privilegio al no incomodar a los patriarcas.
Cada 15 segundos una mujer o niña es violada en el mundo (ONUMUJER), cada violación comienza con un hombre que cree que su libertad de tomar un cuerpo a su antojo es más importante que la libertad de la dueña del cuerpo a la que ataca. Cada feminicidio comenzó con alguna violencia sutil. De eso estamos hablando.
Sí hay que diferenciar casos, pero este “semáforo feminista” es un magnífico principio para el debate educativo, reivindica el derecho de las mujeres a denunciar y a decidir quién cuándo y dónde son seducidas sin temer perder su trabajo o la posibilidad de acceder al ámbito laboral, sin temer perder su prestigio y su dignidad.