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Itzel Arcos se considera una activista empeñada en que las mujeres se apropien de su voz y cuenten sus historias, visibilizando las violencias como actoras del cambio.

Formada en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, esta escritora y actriz es una protagonista del feminismo mexicano que irrumpió desde 2016 para asumir que lo personal es político.

Tallerista destacada de los monólogos autobiográficos que cientos de mujeres han construido bajo su conducción, Itzel también es pionera en el stand up feminista como autora y promotora.

Standup FeministaMx lleva ya cinco años y más de 300 alumnas egresadas en el desafío de desnormalizar las risas machistas, misóginas, clasistas y racistas que han caracterizado el humor mexicano para dar paso al artivismo de mujeres que se suben al escenario y con valentía dan cuenta de las paradojas que protagonizan en una sociedad que siempre pide más de ellas.

En entrevista con Excélsior, Itzel Arcos, sus alumnas y una estudiosa desde la academia de estas expresiones estéticas reflexionan sobre una experiencia única en América Latina de concientización que ha derivado en rutinas diversas que públicamente socializan el costo cotidiano de maternar, dar pecho, cuidar la menstruación, pelear con los estereotipos de belleza, cargar con una colitis que sintetiza las tensiones laborales y domésticas, explicar a los demás una condición conyugal, afrontar el ejercicio libre de la sexualidad, el maltrato normalizado de la familia o la pareja y las contradicciones de la cultura del patriarcado que desde diversas vías pretende despojar a las mujeres hasta de sus propios cuerpos.

ESCRIBIR TU GUIÓN DE VIDA

Itzeguanita Pitumayo (1988), como también se hace llamar, explica que el stand up es una disciplina escénica literaria “en la que tú escribes tu propio guion, tú lo interpretas, y eres creadora y actriz de tu propia rutina, y además desde ti, desde quién tú eres, porque no hay personaje, tú eres el personaje”.

Es en este artivismo donde ha encontrado la posibilidad de hacer el mix del feminismo, el teatro empírico, político y de tablas, el formato escénico del cabaret y del humor político y la escritura autobiografía

Soy una sobreviviente de feminicidio y cuando eres sobreviviente se tienen que tomar elecciones y eso marca mucho todo el trabajo que hago, sus pautas y lo que intento compartir: uno, que siempre tienes posibilidades de elegir, aunque a veces parece que no, y dos: que la posibilidad de elegir depende mucho también de confiar en ti, en que todas tenemos un algo que tiende a la vida en un país tan difícil para las mujeres”, se presenta.

Después de escuchar cientos de testimonios de vida en los talleres del stand y up y el de monologo autobiográfico que imparte desde hace ocho años, Itzel sostiene que la mayoría de las historias en las mujeres están llenas de mucha sobrevivencia y de posibilidades. “Creo que siempre hay opciones y creo en compartir con otras mujeres esta noción de que lo que necesitan lo tienes dentro de ti”.

El trabajo de Itzel Arcos ha transitado por el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, la Secretaría de Educación capitalina, el Instituto de Matemáticas Aplicadas de la UNAM, la Universidad de la Ciudad de México, el programa Pilas y centenares de espacios en la República, incluyendo las decenas que habilitó virtualmente durante los meses de covid, dando paso a los denominados monólogos pandémicos.

EL ACCESO A LA PALABRA

En México, el stand up es una disciplina muy joven, con apenas unos 15 años, aun cuando en los 70 y 80 hubo algunos pininos. “Eran como chispas”, reseña.

Itzel se formó en el estilo apegado a la tradición teatral que concibe al stand up como un acto político, con la maestra Blanca Salces, una de las pioneras que trajo los talleres del género al Foro Shakespeare. “Ella nos transmitió que las posturas políticas importan”. Porque así se desarrolla este en EU e Inglaterra, país de origen, donde se convierte en plataforma de expresión de las clases obreras en el periodo de Margaret Thatcher.

Eso es el stand up. Su traducción es comedia de pie y la metáfora es ponte de pie, toma una postura. Es una opinión desde donde estás parada. Esto implica que te atraviesa la clase, el género, la raza, el momento, la coyuntura. Son opiniones que caen de una manera amable, porque el humor lo es”.

Al margen de los formatos comerciales, desafiando los chiches y diseccionando el humor clasista, racista, machista de los espectáculos tradicionales de cuenta chistes, Itzel se define: “Me interesa más el fondo que la forma. Los dos son importantes, pero hay mucha forma y poco fondo, y definitivamente falta más fondo que forma”.

Por eso pide a sus alumnas escribir con disciplina e inteligencia. “Creo en el arte y en las palabras. Son las llaves, y por eso trato de fomentar procesos para usarlas y lograr que ‘nuestra venganza sea un jardín’. Es una frase de mi hermana”.

Se trata entonces de talleres en los que ella acompaña el proceso del acceso a la palabra, “secuestrada por otros como parte de la opresión cultural y social”.

MUJERES QUE RÍEN Y HACEN REIR

Para lograr este propósito, la escritora y artista ha tenido que lidiar con los lugares comunes de que sólo pueden escribir quienes publican o hacer teatro quienes lo hacen formalmente cumpliendo determinados parámetros.

Eso me encuentro con las mujeres, esa duda de ¿pero, sí será importante lo que yo digo? ¿Sí me lo van a publicar?”.

Y en el caso del stand up, además, el trabajo de Itzel revierte la predominancia masculina del género, dominado en un 80% por varones.

Es un asunto cultural, porque el sentido del humor es una muestra de inteligencia. Y a una comediante le tiene que interesar el mundo para poder jugar con lo que genera, le tienen que interesar las cosas, todas las cosas”, reseña.

Cuenta que uno de los ejercicios con sus alumnos es hacer analogías, pues el humor se basa en campos semánticos lejanos y en comparaciones. Pero concretarlas con humor se requiere ritmo, agilidad mental, conocimiento. “Es algo que el gran machismo cultural no le quiere ceder a las mujeres”.

Aunque en toda familia hay una que hace reír a todos, relata Itzel, como lo comprueba en sus talleres cuando se comparten los referentes humorísticos de los participantes.

Muchas me han dicho, sobre todo mayores, que sus abuelos les decían que no se rieran en voz alta, las regañaban cuando se reían en la comida, en la mesa, en la cena. De hecho, en el tratado de sexo y erotismo que es el Kama Sutra hay una parte donde se indica que una de las pautas para atraer es cuando las mujeres se ríen fuerte.

Porque la risa y su gozo es un momento muy sensual, de placer, la persona está viva, es una declaración de gusto. Y eso, en nuestra cultura represiva, no ha sido fácil. A mi abuela le costaba trabajo reírse. No le gustaba hacerlo cuando le tomaban fotos. Sólo en lo más íntimo echaba relajo”.

Sostiene que ha sido una ganancia histórica que las mujeres puedan apropiarse del sentido del humor. “La risa es un pacto. También la comedia. Si yo te hago reír o si decimos algo que nos genere una risa es porque hicimos click”.

Y en su experiencia, el stand up y el activismo feminista fueron de la mano como la única mujer que se presentaba con varios hombres en un bar de alitas en 2014. “Lo importante no es hacer reír a la gente: es generar empatía, una conexión, un encuentro”.

HUMOR FEMINISTA

A partir de la marcha feminista de 2016 que marcó a su generación y de la que fue convocante, Itzel genera este proyecto para formar estanduperas feministas que inicia en 2017 en La Gozadera, un centro cultural en el Centro Histórico que la pandemia se llevó. “No es una etiqueta, es una postura política”.

De entonces a la fecha, las alumnas han sido de todas las generaciones, oficios y profesiones. Feministas formadas en los 70 escuchando y entendiendo la furia de las jóvenes de la quinta ola en un tiempo de desapariciones y feminicidios; analizando el discurso hegemónico de las palabras machistas, adjetivándose, confrontándose, analizando desde por qué en nuestra sociedad se le dice mamona a una mujer que pone límites y el doloroso humor mexicano, violento, en un país donde si alguien se cae nadie tiene pena de carcajearse de él y donde el albur es esa figura retórica que sólo existe en México y que es metafóricamente “una violación, un te descuidaste y te la metí, por eso es muy difícil que las mujeres hagamos albur”.

Porque los chistes, nos dice, son pedagogía y en los nuestros las mujeres hartan, aparecen como insatisfechas, como personajes que cansan.

Los chistes cuentan historias y las historias, al final de cuentas, son ejemplos de cómo vivir, marcan roles, adjetivos, estereotipos, muestran, son pedagógicos”.

¿Y cómo es la historia de las mujeres que cuentan en una rutina de stand up su historia?

¿Eres un personaje secundario, una testigo, la villana, la víctima? ¿Cómo cuentas tu historia? Y dentro de lo humorístico, jugar con lo absurdo, con la norma, porque ¿qué es la normalidad? Es un pacto de reglas sociales. Eso no significa que sea funcional, porque la normalidad muchas veces no lo es”.

ES UNA EXPERIENCIA INÉDITA

Alejandra Gorráez Puga, candidata a doctora en historia del arte, ha seguido desde su experiencia académica el trabajo de Itzel Arcos.

Standup FeministaMx es una apuesta de acción e interrupción frente al sistema moderno colonial de género en el que existimos y en el que las prácticas de humor y de risa son uno de los, digamos, métodos, en que se normalizan los discursos que sustentan las violencias y que se naturalizan muchísimo. Entonces el stand up feminista para mí es una apuesta por interrumpir esa naturalización, haciéndolo desde lugares críticos.

Por eso valoro tanto lo que hace Itzel y lo que se ha generado a lo largo de estos años, porque también estamos en un momento en el que empieza a circular mucho más la idea del humor feminista y cada vez más estanduperas dicen que construyen sus rutinas desde los feminismos, y se nombran como feministas.

Pero a la hora de ver y escuchar sus contenidos son feminismos muy acríticos, sumamente blancos y que perpetúan muchas otras violencias contra las mujeres y cuerpos no hegemónicos.

Y Standup FeministaMx me gusta porque es una vertiente que permite ser mucho más crítica y generar formas de humor que al menos intentan interrumpir toda la matriz de opresión que existe. Y que no es sólo una cuestión de género, sino más compleja. Y la de Itzel realmente es la única propuesta en México, y podría decir que, en Latinoamérica, que está tratando de hacerlo”.

 

ALEJANDRA S. GONZÁLEZ

ANÁLISIS Y DESCUBRIMIENTO

Hay un proceso donde empiezas a cambiar de visión, a ver situaciones muy absurdas, y eso abre la puerta de la creatividad, y puede darse una risa más inteligente. Uno de los ejercicios es que Itzel nos pedía ‘cuenta un chiste’. Y empezábamos a reflexionar qué tipo de humor era, dónde lo aprendimos y si realmente da risa o sólo nos reímos por costumbre. El acompañamiento de Itzel es feminista porque te hace preguntarte muchas veces ¿por qué no lo estoy viendo desde mi propia realidad?”

 

FRAGMENTO DE SU RUTINA

Un día estaba en mi hamaca pensando, trabajando en mi oficina. Y me di cuenta de que cargo con mucha culpa y que la culpa es como una flatulencia. Porque es invisible, apestosa y nunca nadie quiere decir que es suya. Nunca he visto a nadie reclamando: ‘es mía, es mía’. Además, me di cuenta de que, entre mujeres, son colectivas porque tenemos como un pacto de silencio. Porque de repente te llega el olor, hasta con el perfume de tu amiga, y tú te la fumas. Ni siquiera interrumpes la plática. Simplemente le ayudas. Porque ante todo somos sororas y #fuimostodas. Pero, cuidado, amigas, porque la culpa no sirve mucho y hay que soltarla. Y porque la que primero la huela en el subconsciente la tiene”.

 

DANAE ARCOS

LA VOZ AL DESNUDO

Lo que me gusta mucho del stand up es que eres tú, siempre eres tú. Es tu voz desnuda. Es comedia hecha por mujeres y la vulnerabilidad de las mujeres es punzante y es exhibida, todos estamos esperando que las mujeres lloren ¿no? Incluso hay una estética, un arte del sufrimiento de las mujeres, hay ideas preconcebidas de cómo sufren las mujeres. Y la vulnerabilidad tiene que ver con algo intrínseco de cualquier ser vivo, la vulnerabilidad es estar permanentemente ante a la incertidumbre, yo siempre he dicho es estar desnudo enfrente del mar, esa es la vulnerabilidad”

FRAGMENTO DE SU RUTINA

Yo soy Danae Arcos y me dedico a los derechos humanos. No mientan. No saben qué es eso, y hagan de cuenta que los derechos humanos son los que protegen nuestra dignidad, otro concepto elevado, y que las educadoras para derechos humanos somos como una mezcla de Elena Poniatowska y Tatiana. Decimos cosas muy aburridas de manera muy carismática.

Cuando yo entré en un programa de la Ciudad de México que empieza con pi y termina con lares, y llegó una de estas señoras que hablan como Elena Poniatowska y Tatiana dijo: ‘Compañeros les tenemos un regalo de parte de nosotros, para ustedes, su material de todo el año’. Y yo dije a wevo sí, los grandes plumines, las cajas de crayolas, los gises, kits de libros de derechos humanos que van a hacer la vida fácil, niño colorea tus derechos humanos. Llega una fulana y me da un folder de plástico, de estos que venden en el Metro, de unicornio, con 100 hojas de papel tamaño carta, y todavía escucho a la vieja con voz de Tatiana y Elena Poniatowska, ‘y es el de todo el año’, y yo dije ‘¡no mames!’.

Lo más curioso fue cómo tuve yo que explicar cosas como violencia política con 100 hojas de papel, y cuando acabé les dije ahí me las ponen porque las vamos a volver a usar”.

 

SILVIA LEÓN

MISOGINIA DISFRAZADA DE CHISTE

En el taller con Itzel adquirí conciencia de los chistes, de cómo podemos repetir frases, contenido misógino; una capacidad que tenemos los humanos que se llama negación, que nos acostumbremos a  la violencia del sistema patriarcal. Y nos damos cuenta de nuestro contenido humorístico de violencia.

El stand up es parte del intento y del esfuerzo enorme que es transformar este dolor y este enojo en un chiste. Y hacer pasar un buen rato a otras mujeres y hombres que asisten es de verdad un triunfo. Y cuando  logras reírte para concientizarte y concientizar al otro, pues es un gran instrumento”.

FRAGMENTO DE SU RUTINA 

Asumirse feminista asusta y cómo no, si el feminismo quema puertas de palacios nacionales, realiza marchas, protestas y consignas; eleva humos rosas, verdes y morados; redacta leyes en pro de la mujer, de la responsabilidad de esposos, excónyuges y padres; encarcela hombres violentos, y feminicidas; señala chistes y les quita por completo el chiste; cambia hasta el lenguaje, ¡es una escándala!; provoca discusiones sociales, familiares y en pareja.

Manda a hombres y mujeres a terapia. En pocas palabras es un desestabilizador del patriarcado, nuestra forma de vivir hasta ahora, así que no, no es fácil ser feminista: hay que tomar postura, identificar y visualizar violencias, entablar juicios, sentir el profundo dolor, el inevitable enojo al sabernos violentadas, y tener que transmutar estos sentimientos en acciones que resuelvan el problema”.

 

FLORENTINA SCULLY

STAND UP LA HIZO ENCONTRARSE

Formé parte de la primera generación de stand up feminista para mamás, mi primer hijo tenía un año y estaba tan abrumada de información, no queriéndome perder en mi ser Florentina, sin ser la mamá de… Sentía muchísimo para decir y no sabía cómo. Mi cerebro estaba hecho ahí una madeja de miles de colores de estambre. Y con el stand up feminista con Itzel fui encontrando de qué hilo jalar y me concentré en la lactancia. Y el espacio que tuve de poder hablar de esto desde la risa, desde mi historia, me hizo hacer las paces al pararme en un escenario y sentirme acompañada al escuchar las vivencias de otras mamás”.

FRAGMENTO DE RUTINA 

Soy mamá, soy millennial de panzaso y son prolactancia. Las tres son altamente compatibles; sinónimos de pobreza, de relaciones conflictivas y de trabajos donde no te remuneran lo justo. Y están por ahí las miles de opiniones sobre tu lactancia: que si después de los seis meses es pura agua, que si te vas a descalcificar, que si vas a pervertir a tu hijo. Son como las mañaneras: te cagan, pero sí te las chutas. No vaya a ser que digan algo que sí te sirva. ¿Y adivina quiénes son los que más opinan? Exacto: los hombres. Y, a ver cabrones, no porque tengan chichis pueden opinar. Lo bueno de la lactancia es que te ahorras miles de pesos en fórmula, lo malo es que lo ahorrado me lo voy a tener que gastar en operarme mi chichis caídas”.

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FuenteEsta nota fue realizada por EXCÉLSIOR. Aquí puedes leer la original.
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