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Durante su ponencia magistral en la IBERO Ciudad de México, la Dra. Claudia Pecorella, Catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Milán-Bicocca, puso sobre la mesa la falta de perspectiva de género cuando una mujer comete un crimen. “Son mujeres juzgadas sin mirar a sus ojos”, dijo, ya que el sistema de justicia debería analizar las razones por las que las mujeres cometen delitos y actuar en consecuencia.

Impartió su conferencia, La difícil situación de las mujeres en las cárceles italianas: Entre discriminaciones e incomprensiones, durante el primer día de actividades de la segunda edición de la Cátedra Binacional organizada entre esta casa de estudios y la Universidad de Milán-Bicocca Los Derechos Humanos en una perspectiva universitaria entre México e Italia, con el tema: Mujeres privadas de la libertad desde la perspectiva de los Derechos Humanos.

De acuerdo con datos presentados por la especialista y tomados del Ministerio de Justicia italiano, en ese país el 16.4% de las mujeres encarceladas cometieron prostitución; 4%, delitos contra el patrimonio (hurto); 3.5%, delitos relacionados con drogas, y 3.3%, delitos contra la persona. “¿Es realmente necesario encerrar a las mujeres?”, preguntó, en consideración a la baja peligrosidad que en realidad representan.

Según un análisis de las sentencias del Tribunal de Milán de 2015 a 2017, las mujeres cometen delitos a una edad promedio más avanzada que los hombres, después de los 55 años, después de una vida de maltrato, dijo la Dra. Pecorella, “no se reconoce la legítima defensa”. Además, sólo el 5.9% de las mujeres en prisión tienen antecedentes penales y, en general, suelen tener papeles marginales en la comisión de delitos, ya que suelen realizarlos con otras personas.

Dr. Giovanni Figueroa, Dra. Claudia Pecorella y Dr. Ricardo Ortega Soriano.

Señaló que en Italia y México las mujeres representan 4.2% y 5.6% de la población carcelaria, respectivamente. Este bajo porcentaje, dijo, presenta inconvenientes como la falta de lugares adecuados para alojarlas, porque en general no se construyen cárceles adaptadas a la naturaleza y la exigencia de las mujeres, sino que están hechas “a escala del hombre”.

En Italia, explicó, sólo hay cuatro cárceles para mujeres, y el resto están en secciones femeninas en prisiones de hombres, donde hay separaciones muy marcadas. En el caso de México, explicó, no hay separaciones así de claras. Por ello, las mujeres son mucho más vulnerables, puesto que se ven expuestas a abuso sexual, prostitución y extorsión por parte de grupos delictivos recluidos en la sección varonil.

La doctora destacó que el propósito de la reclusión, según el artículo 27 de la Constitución italiana, es la rehabilitación de la persona condenada. En línea con ese objetivo, propuso “que los centros antiviolencia entren en las cárceles femeniles”, ya que las mujeres privadas de la libertad muchas veces no saben que la violencia que sufrieron como niñas o como adultas suelen ser la causa de los crímenes por los que fueron sentenciadas.

En su intervención, el Dr. Ricardo Ortega Soriano, Director del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, agregó a este panorama los problemas estructurales de las cárceles, la corrupción y la sobrepoblación de las mismas.

Esta Cátedra Binacional continúa su programa este martes y miércoles con cuatro mesas temáticas sobre maternidad y cárcel, modelos de reinserción con perspectiva de género, migración y cárcel y testimonios desde las voces de la cárcel.

Texto y Fotos: Yazmín Mendoza

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FuenteEsta nota fue realizada por IBERO. Aquí puedes leer la original.
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