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Pocas. Muy pocas. Esa sería la respuesta rápida, porque lo cierto es que, mirando los datos, la situación parece clara. Estos días, en los que estamos debatiendo mucho sobre estatuas y monumentos conmemorativos, estamos también haciéndonos preguntas sobre cuál es el valor de estos homenajes y qué función cumplen dentro de la sociedad. Si las estatuas son un reflejo de quién ha construido la historia, no resulta sorprendente la evidente minoría (en algunos casos, casi total ausencia) de las estatuas dedicadas a mujeres.

Históricamente, si se ha erigido algún monumento representativo de una mujer, probablemente haya sido el de una mujer sin nombre. Por lo general son símbolos o musas, como la Libertad o la Esperanza. Alternativamente, se las suele representar como madres, figuras religiosas como la Virgen María o estatuas figurativas sin nombre.

Los espacios públicos deben representar la diversidad y los valores de una ciudad. Sin embargo, si saliera a caminar por la ciudad de Nueva York y admirara sus 150 estatuas, descubriría que solo 5 son de mujeres, de las cuales el 3,3% representan a mujeres reales: Juana de Arco, Golda Meir, Gertrude Stein, Eleanor Roosevelt y Harriet Tubman.

Esto hace que nos planteemos una pregunta: ¿han tenido las mujeres algún impacto en nuestra sociedad?

“¡Si! Por supuesto que sí”, dice Gillie Schattner con firmeza, “pero no lo interpretarías así viendo la marginación de las mujeres en el arte público”.

En Estados Unidos, los artistas Gillie y Marc Schattner han creado Statues For Equality, una organización con el propósito de “equilibrar la representación de género en la escena de arte público de la ciudad de Nueva York”. El año pasado, con motivo del Women’s Equality Day (que se celebra el 26 de agosto), esta iniciativa honró a 10 mujeres con una decena de estatuas de bronce por su compromiso en la defensa de la igualdad de género.

En octubre de ese mismo año, se anunció que habría una escultura dedicada a las mujeres en Central Park, donde hasta entonces no había ningún monumento dedicado a una figura femenina real; las únicas mujeres que había eran personajes de fantasía. Para este 2020, la ciudad de Nueva York encargó a la artista Meredith Bergmann una estatua que homenajeara a tres pioneras de la lucha por la emancipación de las mujeres: las feministas y sufragistas Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton, y la abolicionista Sojourner Truth. También se espera próximamente el primer monumento en la ciudad –y uno de los primeros en todo el mundo– dedicado a las personas trans; será el de Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera en Greenwich Village y estará listo para 2021. En definitiva, parece que en Estados Unidos las cosas están avanzando en este sentido.

En cuanto al Reino Unido, ya en 2018 se verificó la enorme desigualdad que existía entre las estatuas masculinas y las femeninas gracias al trabajo de otra asociación, The Public Monuments and Sculpture Association (PMSA), que lleva tres décadas dedicándose a registrar esculturas públicas en todo Reino Unido (aunque, como dicen, “su base de datos no es una lista exhaustiva de todas las estatuas del país”). Según la BBC, “de las 828 estatuas que han registrado, 174 son de mujeres, aproximadamente una de cada cinco” y de entre estas 174, solo 80 tienen nombre. Dentro de este grupo, 15 estatuas representan a personajes alegóricos, mitológicos o de fantasía y 38 son miembros de la familia real. En el caso británico, también están intentando cambiar de rumbo y en 2018 colocaron la primera estatua de una mujer en Parliament Square. Se trata de Millicent Fawcett, líder de las sufragistas, que sostiene una pancarta en la que se puede leer “el coraje inspira al coraje en todas partes” y está situada junto a las figuras de Churchill, Lincoln, Gandhi y Mandela en la gran plaza que hay frente al Parlamento británico.

En el Financial Times, Nilanjana Roy escribía que en India la situación es similar, a pesar de que hay un número mucho mayor de mujeres entre las estatuas antiguas y medievales.

Durante mi infancia, en visitas a lugares como Konarak, Khajuraho o templos más comunes, me impresionaron las imágenes de mujeres alegres, bellas y poderosas. La antigua ciudad de Mohenjo-Daro en Pakistán también estaba llena de estatuas de diosas madres, ídolos femeninos con joyas, no solo de la famosa “Dancing Girl”.

Ya en 2017, la autora mencionaba varios proyectos, como Put Her On The Map, The Womanchester Statue Project o Monumental Women, creados para que las mujeres tuvieran el lugar que merecían en el espacio público y contaba cómo, en 2016, España había decidido dedicar algunas de las calles de sus ciudades a mujeres de todo el mundo.

Imaginemos cómo sería crecer en una ciudad que honra a mujeres y hombres por igual, aprendiendo desde la infancia que las ciudades nos pertenecen a todos y que todos tenemos un lugar en el mundo.

Aún así, el porcentaje de estatuas de mujeres en las calles españolas sigue siendo muy bajo. En las grandes ciudades, es solo del 15% y, aunque existen numerosas iniciativas para reclamar una mayor presencia femenina en los nombres de las calles y las estatuas, el cambio va muy despacio y no existe una apuesta decidida por cambiar las cosas a corto o medio plazo, a pesar de tratarse de una cuestión de justicia histórica. Como afirmaba la doctora en Ciencias Sociales Marta Fraile en el diario Público en 2018, “cuantos más nombres de ilustres mujeres encontremos en el espacio público, mejor. Y, por favor, que sean científicas, novelistas, activistas, deportistas… El santerío está muy anticuado”.

Podríamos argumentar que seguramente las ciudades tengan otras prioridades antes que construir monumentos, pero debe quedar patente que esta desigualdad no es representativa de nuestra historia, que está llena de mujeres valientes y brillantes que han dejado huella en la sociedad. No celebrarlas y recordarlas, como sí hemos hecho con los hombres, no es una cuestión secundaria o trivial. Las imágenes que nos rodean tienen un impacto sobre nosotros. Como afirma Roy:

Esto va más allá de la corrección política: lo que los niños y los adolescentes ven en el mundo, configura su visión, el sentido del lugar que deberían ocupar. No es suficiente con que las imágenes de las mujeres se reflejen solo en las vallas publicitarias y en los anuncios, también deben ser parte de la memoria histórica.

Toda la información e imágenes son de FREEDAMEDIA.
Link original: https://freedamedia.es/2020/06/24/cuantas-estatuas-representan-y-recuerdan-a-las-mujeres/

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