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Los ingredientes van troceándose; el horno, calentando, todo sencillo, todo limpio. Resultado: una comida que casi se puede oler y saborear. La cocina es contenido instagrameable por excelencia. Un reel (vídeo diseñado para enganchar al espectador y darle ganas de compartirlo) es rápido y placentero, una pequeña cápsula de escapismo. Al menos quien pueda destacar entre los cientos de miles de resultados que da cada receta, Ana Sofía Fehn (Cleveland, Ohio, 25 años) tiene su truco desde una pequeña cocina de Los Ángeles, California.

Fehn destaca dentro de la camada de influencers de cocina que ahora dominan Instagram por la rapidez de su éxito. Llegó a un millón de seguidores en año y medio cocinando “un poquito de todo”, cuenta por videollamada desde el piso en el que vive desde hace poco menos de una década. Llegó allí persiguiendo una carrera de actriz —aún no ha abandonado ese sueño— pero ahora concilia con su trabajo como creadora de contenido.

Ana Sofía Fehn en la cocina que cada día ve un millón de personas.
Ana Sofía Fehn en la cocina que cada día ve un millón de personas.Dan Balilty

La influencer no sigue una única línea gastronómica específica, sino que es una especie de atrapatodo. De una tradicional hamburguesa con queso estadounidense hasta coxinhas brasileñas, pulpo a la gallega o diferentes variedades de pastas italianas (sus favoritas, junto con el agnolotti italiano y el casado costarricense).

Fehn habla un español fluido, pero con un evidente sabor anglosajón. Cuenta que en su casa de Ohio había “una cocina de familia latina”: “Mi mamá es una cocinera buenísima. Cuando yo era pequeña e iba a jugar a las casas de mis amigas no me gustaba la comida que ellas comían. Yo siempre quería estar comiendo la comida de mi mamá”. Su familia no acostumbraba a ir a restaurantes, ya que eran siete hijos y comer en casa “siempre era lo más fácil”.

En Cleveland, además, explica que en aquel entonces no era común ver restaurantes asiáticos o europeos, por lo que mudarse a Los Ángeles fue una auténtica revelación. “Era la primera vez que comía en restaurantes de todo tipo. Comida china o tailandesa. Cosas como el pato. Me gustaba entender más sobre cómo las diferentes culturas preparaban su comida y aprender qué ingredientes usaban”, relata.

Fehn examina hojas de albahaca.
Fehn examina hojas de albahaca.Dan Balilty

Fehn estudió Artes Dramáticas en la Universidad de California del Sur y, posteriormente, pudo aparecer en roles pequeños, como hizo en Modern Family, en 2017. Después de estudiar todo quedó paralizado cuando llegó la pandemia. Durante el confinamiento, Fehn decidió subir vídeos de recetas a redes sociales: tanto las recetas que conocía desde niña como aquellas que había estado aprendiendo en los últimos años. “Empezó como un pasatiempo. Tenía una cámara que usaba para grabarme para las audiciones y comencé a hacer cooking content”.

Cuatro años después, aquel pasatiempo es un oficio al que dedica, en promedio, 12 horas al día, tiempo que le requiere “hacer la investigación”, comprar los ingredientes, preparar su cocina, grabar y editar. “Todo está siempre muy planeado, con mi shot list para saber exactamente lo que voy a hacer. Es casi como hacer una película”, asegura.

En TikTok, donde acumula 442.000 seguidores, utiliza prácticamente la misma fórmula que en sus reels, pero en YouTube (184.000 seguidores al cierre) hace vídeos más extensos y no solo de cocina, sino también de su estilo de vida. Allí puede aparecer mostrando la casa de su abuela materna en Costa Rica o su veraneo en el Mediterráneo italiano.

Ana Sofía Fehn en su casa de Los Ángeles donde vive desde hace nueve años.
Ana Sofía Fehn en su casa de Los Ángeles donde vive desde hace nueve años.Dan Balilty

Hay, eso sí, mucho trabajo que no se refleja en los vídeos. “Muchas veces no tengo tiempo para grabar vídeos o cocinar. A veces me llaman a las nueve de la mañana para una audición en la que debo estar en dos horas y tengo que parar todo lo demás”, explica.

Algo así, la falta de trabajo, o las prisas para llegar a todo, jamás podría intuirse al ver su trabajo. Fehn sostiene el ritmo de producción que requiere mantener a un millón de personas enganchadas. “Todo lo hago solamente yo. Es mucho trabajo, pero aquí tengo lo que necesito: mis luces, mi cámara, mi tripod y mi cocina”.

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FuenteEsta nota fue realizada por EL PAÍS. Aquí puedes leer la original.
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