En el Día de Muertos, sobrevivientes de este tipo de violencia de género evidenciaron con un altar la falta de seguimiento a sus casos por parte de las fiscalías y ministerios públicos.
“Aquí yacen los restos de la inexistente justicia en México”, dice la ofrenda que realizó la activista Carmen Sánchez, sobreviviente de un ataque con ácido.
Con flores y pétalos de cempasúchil, veladoras y moños de color negro que representan el luto, el altar fue realizado para para evidenciar la falta de seguimiento a los casos de ataques con ácido hacia las mujeres por parte de las fiscalías y ministerios públicos.
Realicé esta representación con miedo y dolor. Cada flor, cada veladora y cada letra que ponía me hizo recordar estos casi siete años sin justicia
En febrero de 2014, su expareja le roció un químico en el rostro y cuerpo. Antes de esta agresión, lo había denunciado dos veces: una por delito sexual y otra por sustracción de menores, pero las autoridades del Estado de México nunca procedieron.
A la fecha está prófugo El Ministerio Público no clasificó el delito como grave, aun cuando existían elementos para acreditar que la violencia había sido realizada por un hombre que era su pareja.
En su caso se acreditaron violaciones a los derechos humanos de acceso a la justicia, en su modalidad de procuración, a una vida libre de violencia y la vulneración del interés superior de la niñez de sus dos hijas. Incluso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) dirigió la Recomendación 85/2019 al fiscal General de Justicia del Estado de México, Alejandro Jaime Gómez Sánchez.
“En esta representación de las fiscalías y los ministerios públicos he metido toda la rabia y la indignación que siento. El ataúd, para mí, representa la falta de seguimiento a los delitos de ataques con ácido hacia las mujeres en México”, menciona sobre la caja de cartón que tiene las siglas de la Fiscalía General de Justicia (FGJ).
Asimismo, en la ofrenda hay hojas blancas que simulan ser los expedientes. Una cruz rosa alude a la violencia de género.
“Las carpetas de investigación están adentro del panteón porque casi todos los casos están impunes. No hay avance, ni seguimiento. Mi propia carpeta de investigación y la de mis demás compañeras son tumbas porque están completamente detenidas, enterradas ¿Cuántos años más tengo que esperar para recibir justicia? Yo merezco ser feliz, merezco no tener miedo”, cuestiona la activista del movimiento #JusticiaParaCarmen.
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