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Es mujer, es feminista, es profesora, cantante y orgullosamente mazahua. María Saharai Orta Tejeda es originaria de Jocotitlán, un municipio ubicado al norte del Estado de México donde son típicos los tejocotes, la barbacoa y el pulque.

Saharai anda por las calles con su blusa con flores de colores bordadas a mano, un faldón negro, un huipil de lana, su pelo chino alborotado y una gran sonrisa que parece jamás desdibujarse, pues ríe con gozo y fuerza a la menor provocación. En una visita a la Ciudad de México, para participar en un encuentro de rap en lenguas indígenas organizado por el Senado de la República tuvimos la oportunidad de conocerla.

“Yo empecé cantando gracias a un hombre que considero mi maestro, Antolín Celote Preciado. Con él comencé a construir unos versos y me dijo que los cantara. Además de ver que me servía para mi trabajo en el Temazcal, me di cuenta de que lo marcado de las letras entraba bien en ritmos como el rap y el reggae, y dije ‘de aquí soy’, pues era una forma ideal de llevar mi mensaje a los jóvenes, aunque después comprendí que era útil también para que los adultos reivindicaran ese valor por su lengua”, contó Saharai a mexico.com.

Inspirada también en la música e historia de Janis Joplin, The Doors, Carlos Santana, Saharai Tejeda decidió emprender su proyecto musical llamado Za-hash, un juego de palabras con su nombre bereber (que significa “viento”); actualmente presenta su disco Vibramos, que contiene temas en español y en mazahua, y puede escucharse parte de él en su Soundcloud.

El canto de Za-Hash

Fue hace cinco años que ella comenzó con el proyecto de Za-Hash dedicada al hip hop y rap cantado en una lengua que ha acompañado a toda su familia, y aunque ella no creció hablándola, hace un esfuerzo actualmente por dominarla al 100%.

“Yo comencé a cantar porque a muchos les avergonzaba hablar lengua, a pesar de que estamos en un siglo en el que muchos pueblos originarios ya están en otro parámetro, la realidad es otra: todavía hay pueblos en los que los adultos —que son la mayoría de los hablantes— se avergüenzan de que los jóvenes hablen su lengua nativa”, dijo la chica quien también da clases en la Universidad Intercultural del Estado de México (UIEM).

Explica que en su comunidad, les sorprendió que una chica joven cantara en mazahua, porque eso solo se escuchaba en los abuelos, las abuelas o en los cánticos de los niños más pequeños.

Una de sus motivaciones para cantar ha sido que los jóvenes se acerquen a sus lenguas, se sientan orgullosos de ella y quieran hablarla. “Para mí, hacer música es un reconocimiento a mi lengua”, dice Za-hash, que por medio del rap y el reggae ha encontrado un canal para llegar a los jóvenes de su generación.

Za-Hash fue parte de un encuentro de rap en lenguas indígenas en el Senado de la RepúblicaZa-Hash fue parte de un encuentro de rap en lenguas indígenas en el Senado de la República

Ella canta en mazahua y en español; sus letras hacen referencia a la población, al respeto por la tierra, al amor por lo suyo, que lucha por esa “gran invasión de la modernidad y con ello una gran destrucción que perjudica a las comunidades originarias”.

Otro tema que le gusta abordar en sus canciones es el papel de las mujeres indígenas, pues “han quedado relegadas a las labores de casa”, como sus propios ojos han sido testigos; lo que desea es que no se les recrimine por tomar conductas feministas. “Mis letras van encaminadas al reconocimiento y la valoración de la mujer indígena, sobre todo las que están en un entorno rural, que es muy distinto al urbano”.

Si la vida me diera otra oportunidad, estaría en el mismo ritmo actual disfrutando de todas sus latencias y de todas mis demencias, revalorando y deconstruyendo mi actuar.

Za-Hash, cantante

El indígena como un folclor colorido

Aunque Za-hash es dulce y risueña, si se trata de hablar de la situación de los indígenas, ella alza la voz. Una de las principales trabas que percibe para dejar de relegar a los pueblos originarios es que aún se les ve como una cuestión ornamental.

“Un gran problema es que se cae en el folclor, y eso, lo único que hace es vender las cosas coloridas, llamativas, pero que no dejan de ser un cascarón sin contenido. Portar o no una vestimenta no nos hace más o menos indígenas. Nos hace falta reconocer que ser indígena no es solo un aspecto y porte físico sino algo más allá, que lleva tradiciones, formas, dinámicas sociales dentro de una comunidad”, explica.

Para Za-hash, las mujeres de su tierra son las que más han ayudado a conservar su lengua y sus tradiciones, pues a diferencia de los hombres, ellas no salieron a buscar trabajo fuera hablando español, tampoco cambiaron sus ropas para encajar mejor en los estándares capitalistas: “Las mujeres se quedaron a cultivar la tierra, cuidar la milpa, hacer tortillas, hablando su lengua…”

“Yo soy parte de la tradición mexica y dentro de ese ramo, el nombre que ahora recupero de los abuelos asignados es Quetzalticmactilia danzanta y ahí hago cantos medicinales dentro de la tradición, utilizando instrumentos prehispánicos. En el mundo del reggae y el rap, soy Za-hash y es más música de protesta. Sin embargo ser una artista independiente me permite hacer esa vinculación entre ambas”.

Ella es de las que comienzan a abrir camino para que más indígenas mexicanas se animen a decir lo que piensan, a enviar mensajes feministas, de paz, de cuidado del medio ambiente por medio de la música. Tan solo en el encuentro de Rap en lenguas indígenas, ella y otra cantante eran las únicas entre otros grupos de hombres como Juan Sant y los integrantes de Colectivo Ometéotl.

“Somos pocas las mujeres hablantes y que a la vez incursionamos en un medio así (el musical). Sigue siendo mayor la presencia de los hombres. Nuestra labor es más compleja y complicada, pero ahí vamos”, concluye Saharai sonriente.

Za-Hash con Juan Sant en el evento Rap en lenguas indígenasZa-Hash con Juan Sant en el evento Rap en lenguas indígenas

Toda la información e imágenes son de México.com
Link original: https://www.mexico.com

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