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Un abrillantador de una empresa de Zaragoza descansa encima de un mueble del escritorio de Adiara Diagne Sy, directora de uno de los tres únicos institutos femeninos de todo Senegal. Es un pequeño detalle, pero también la muestra de la persistencia de la mujer que está al frente de este centro para encontrar recursos más allá de la escasez. “Sé cómo hay que hacer las cosas para que funcionen, he aprendido mucho en 30 años. Yo no paro de buscar recursos, financiación, material… Soy muy valiente, de verdad. Nunca quiero pararme donde estoy, en cuanto consigo algo, empiezo a pelear por lo siguiente”, defiende. El abrillantador es fruto de una donación por la que ella luchó y con la que ahora se puede mantener limpio el centro. Apenas unos días después de esta entrevista, fue ascendida a inspectora de Educación en Dakar.

Cuenta Adiara Diagne Sy, sentada en el que era su despacho de directora del instituto Ameth Fall, que su madre nunca fue al colegio, pero que hizo todo lo posible para que ella sí. Nacida en Saint Louis, al norte de Senegal, es una mujer rompedora en un país aún tradicional. “Soy una militante de la educación de todos los niños”, defiende.

En Senegal acaban primaria el 44% de las niñas y el 43% de los niños. Pero algo sucede en el camino porque se giran las tornas en secundaria. Este ciclo lo concluyen 20% de las chicas logran graduarse frente al 23% de ellos, según datos de la Unesco. Por eso su centro es especial. “Las niñas son más vulnerables en un contexto de pobreza, por eso aquí tratamos de acompañarlas y darles confianza”, apunta.

Reconoce que ella ha sido una privilegiada en una situación en la que nada le garantizaba que iba a poder desarrollar una carrera. Sus padres y su determinación porque estudiara supusieron una garantía. Se graduó en el mismo instituto que dirigía en el momento de esta conversación, obtuvo una beca universitaria y se marchó a Dakar para estudiar filología inglesa. En cuanto pudo, regresó a su ciudad a enseñar inglés en un colegio. “Quería hacer algo aquí y ayudar a mis padres que eran ya mayores, que lo habían sacrificado todo por mí”.

“Mi marido y yo creamos las condiciones para que yo pudiera desarrollar mi carrera y que mi ausencia no hiciera que la casa dejara de funcionar. Los dos sabemos que ambos somos igual de importantes en la sociedad”

Después de eso fue nombrada inspectora en la región de Saint Louis. “Aprendí mucho sobre cómo es el sistema y cómo tiene que funcionar para ser eficiente”, afirma ufana. A principios de los ochenta, el Ameth Fall dejó de tener directoras francesas blancas. Pusieron por primera vez al frente a una senegalesa a la que ella tuvo que sustituir de forma temporal. Esa fue la primera vez que dirigió su instituto de forma interina; luego llegaría el nombramiento oficial, en 2014. En este lustro ha logrado que el 44% de sus alumnas vaya a la universidad.

Una de sus enseñanzas a sus pupilas, y también a sus cuatro hijos universitarios, es: “Estudia, trabaja y, luego, cásate. Tu carrera nunca te abandonará, tu marido, no se sabe”. Ella se casó, tuvo a sus hijos y le surgió la oportunidad en 1999 de viajar a Estados Unidos para seguir formándose. “He viajado mucho y he sido una buena madre. Mi marido y yo creamos las condiciones para que yo pudiera desarrollar mi carrera y que mi ausencia no hiciera que la casa dejara de funcionar. Los dos sabemos que ambos somos igual de importantes en la sociedad y quiero que mis alumnas sean como yo”.

Así es Adiara Sy: “Cuando eres competente y comprometido, entonces tienes la capacidad de combate. La vida es combate. Siempre hay una causa por la que luchar, y más en el plano social. Esa es mi filosofía de vida”.

Toda la información e imágenes son de El País.
Link original: https://elpais.com

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